¿Cuándo abres la puerta de casa te sientes agobiada por el desorden y por todo lo que tienes pendiente de hacer?
A mi me pasaba religiosamente cada día. Al agobio se le sumaban el cansacio y en ocasiones pensamientos del estilo: «no puedo más», «que me toque la lotería», «necesito un mayordomo» y
«si esto es vivir bien, que paren el mundo que yo me apeo»